El Atletismo

El atletismo es un estilo de vida; ha dejado de ser algo en que emplear el tiempo libre, algo a lo cual se pueden dedicar los ratos de ocio. Ser atleta ha dejado de ser un rasgo de humildad mal entendida para convertirse en un paradigma de un estatus social.


Ningún otro deporte como este. El atletismo engendro a los demás salvo al ajedrez y de todos de ellos ha tenido satisfacciones. Nació desnudo y a la intemperie, y seguramente por ello es más entrañable e inspira sentimientos religiosos y una buena dosis de ternura.

Millones de atletas de todo el mundo garantizan hoy la supervivencia de este fanático espectáculo gestado como consecuencia de hazañas extravagantes de los primeros deportistas.

Nos ubicamos históricamente en Grecia en donde apareció el vocablo ¨athlon¨: equivalente al indistintamente a la lucha, competición, combate y de este vocablo se derivó atletismo.

Esfuerzo constante de superación física del ser humano en su afán de aventajar no solamente a aquello contra los que se enfrentan, sino también a sus propias facultades para alcanzar su objetivo de ser el mejor.

El atletismo nació de la lucha por la supervivencia del hombre en tiempos hostiles en los que el instinto de conservación era algo más que una simple virtud. Correr, saltar, se convirtieron muy pronto en actitudes normales de la humanidad que velar por su seguridad, se veía obligada a capturar otras especies para alimentarse y estaba en constante estado de alarma teniendo que salvar obstáculos de distinta naturaleza en cualquier momento.

Fueron los Egipcios los primeros en desarrollar el atletismo como deporte, en tiempos de la duodécima dinastía. Es ahora, sobre todo, cuando la carrera es hermosa porque es la imagen dinámica de la libertad.

En Colombia el atletismo competitivo llego por la década del 30 traído, según las investigaciones, por los curas salesianos. También son referenciados los jesuitas y más tarde los Hermanos Cristianos Lasallistas.

Oficializado por la Federación Colombiana y las ligas regionales, nuestra participación olímpica se inició en 1932, en los Ángeles cuando hasta allí llego Jorge Perry Villate.